Se trata de una
simpática comedia romántica del puertorriqueño Edmundo
Rodríguez con la actuación de los argentinos Nicolás Pauls, Agustina Lecuona y
Ezequiel Stremiz y los puertorriqueños
Sandra Teres, Fernando Terrazo, Camila y René Monclova y Cristina Sesto.
La trama es
simple: Hugo (Pauls) es un profesor de literatura inglesa que, decidido a
quitarse la vida, emprende un viaje hasta un faro que está al final de un
farallón desde donde planea tirarse al mar. En el camino encuentra a Paco (Terrazo), un joven rebelde y algo cínico a quien pide ayuda para cumplir su
propósito. Juntos llegan a un
restaurante en medio de la nada donde los reciben tres camareras muy
“especiales”. Forzados a pernoctar y
quedarse en el lugar por una serie de extrañas coincidencias, serán ayudados
por Luis (Stremiz), y vivirán experiencias que les cambiarán la vida.
El título mismo
ya es indiciario del tono de la película, apoyada por una muy buena banda de
sonido (muy buen trabajo de los hermanos Stavropulos), que está mechada con
diferentes ritmos que incluyen además de rock, tango y bolero, lo que le da un
sincretismo que se aprecia y disfruta. La fotografía también es ponderable.
El filme tiene
dos lecturas según que la veamos o no como un ejemplo más del cine de Puerto Rico, al que se le achaca su “asepsia” y la ausencia de elementos que rescaten la
cultura para imitar la tradición de su gran vecino y protector y que consideremos los clichés y las
referencias a diversas películas “clásicas” como lugares comunes.
La otra opción
sería pensarla como una road movie con la estética de los años ’50, con buenos momentos, que celebra el cine ya
que está llena de referencias explícitas e implícitas, tanto por las escenas que se exhiben en la
televisión de la “La pícara soñadora” (Argentina, 1956), dirigida por Arancibia y protagonizada por Mirtha Legrand y
Alfredo Alcón, como por la mención que hace Paco de Norman (Bates), el icónico
personaje de esa gran obra que fue "Psicosis", de Alfred Hitchcock; la referencia
- que se repite- al “Ultimo tango (en
París)” o la escena de Olga (Lecuona) y Sara
(Camila Monclova) que replica esa memorable del restaurante en la que Meg
Ryan finge un orgasmo en “Cuando Harry conoció a Sally”.
Si bien algunas actuaciones
son desparejas por momentos (muy buena la actuación de René Monclova como
policía, bartender, chofer de taxi y encargado de un motel), y la narración de a ratos pierde consistencia y hace naufragar el surrealismo de las primeras escenas que crean una atmósfera mágica muy interesante, “Hugo,
Paco, Luis y tres chicas de rosa” es una película con la que definitivamente se la pasa bien.
El filme es una coproducción
puertorriqueño/argentina.
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