Tuesday, October 15, 2013

Memorias de una geisha (... o de un luchador de Sumo). Primera parte






El tenue color rosado de una nube que brillaba con el sol del crepúsculo me retrotrajo a mi primer día como estudiante de “sumi –e” en el querido y nunca bien ponderado Centro Cultural Rojas, de la siempre arcana Buenos Aires. Tenía todos los ingredientes, es decir, los utensilios: el pincel especial, de mango largo, la piedra para moler la tinta, el pequeño recipiente para prepararla y el papel de almacenero, listísimo para que mi mano le imprimiera la forma de un bambú, de una golondrina o de un loto. Si hasta me había estado ejercitando, ataviada con el kimono rojo que me había traído mi tía Franca de Australia -y  que hacía las veces de salto de cama o robe de chambre (para los que no tienen ni jota de idea qué es un salto de cama)-, a sostener con el brazo izquierdo el codo derecho, doblando la manga, de modo de facilitar las pinceladas, que debían ser hechas en todo momento a mano alzada, con el pincel cargado con la precisa cantidad de tinta.

De esa primera clase no me quedan demasiados recuerdos. Solamente que el resultado final no fueron ni grullas en vuelo ni briznas de hierba, sino unos manchones que podían pasar por las figuras de Rorschach, que estoy segura que se decidió a hacer el test porque le fue como a mí en el curso de pintura japonesa. 
Para evitar que alguno de mis amigos o amigas, muy dados a las interpretaciones sicoanalíticas, pudieran encontrar esas “manchas”, sugerentes, y me diagnosticaran una “fijación vulvar” o, peor aún, esquizofrenia, es que opté por su reciclado y puse de inmediato mis primeras obras en la basura. Con ellas irían a encontrarse las segundas y las siguientes, hasta que la plena conciencia de mi inutilidad para esos menesteres, me llevara a una airosa retirada. La profesora, una japonesa algo mayorcita, muy dulce y muy paciente, todavía me agradece.

Otro tanto sucedió con las clases de bonsai en el Jardín Japonés. Esas pequeñas incisiones en raíces y ramas y la conciencia de que mi impericia podía causar daños irreversibles a un organismo vivo, como es un árbol, cuyo crecimiento queremos controlar, me convencieron de que ninguna forma de cirugía es para mí… así que también excluí la taxidermia de la lista de posibles actividades recreativas.

No me quedaban demasiadas opciones en mi afán por interiorizarme de la cultura milenaria del Imperio del Sol Naciente, pero no cedí, y me dediqué a contemplar las libélulas y el rostro de la luna de verano. En este sentido, debo confesar que es mucho más sencillo ver la cara de la luna, a pesar del smog, que encontrar una libélula en Buenos Aires, pero como soy perseverante, destiné largas horas de la tarde a una metódica como infructuosa búsqueda.

Con ese mismo espíritu pensé que iba a poder emular a las geishas. En todo caso, debería aclarar, con la idea que podía tener entonces de lo que eran las geishas. Señoras del placer sagrado, hacedoras de la felicidad, de hilos tan finos como el encaje Richelieu, diestras en la danza, la música y el canto, y en las sutiles formas de la seducción.
A mí lo del baile se me daba muy bien y eso, definitivamente, era un punto a favor. En cuanto a la música, podía defenderme tocando el feliz cumpleaños con la flauta dulce o “La montaña”, del brasileño Roberto Carlos, así que estaba salvada, y, en cuanto al canto, en todo caso, los que no iban a salvarse eran los oyentes. Además, teníamos algo - otra cosa- en común las geishas y yo: los pies pequeños (por eso siempre fue difícil encontrar los zapatos que me gustaban, porque no los tenían en mi talle). Finalmente, siempre me gustó el té y puedo servirlo haciendo toda una ceremonia.
Las geishas, en la imagen que yo me había hecho de ellas, eran dóciles, sumisas y tenían, sobre todo, una gran presencia y disposición de ánimo. Y estos atributos, casualmente, tenían una alta cotización para el universo masculino. De poseerlos, pensé, iba a adquirir, automáticamente, el valor de una acción de una compañía petrolera (me refiero a alguna de las Siete Hermanas).
Así que mi proyecto fue convertirme en un ser tenue como una mariposa, tan suave como la seda y solícito como cualquier hombre pudiera soñar. Y aclaro que hice el esfuerzo: de poner buena cara cuando el novio de entonces llegaba a las mil y quinientas o me dejaba literalmente plantada porque se había quedado jugando al billar con sus amigos, al truco o al scrabble (que era lo que me decía). Y, en el mismo sentido, me quedaba tranquila como un océano de jade, mirando toda la santa tarde del domingo la serie ininterrumpida de partidos de fútbol de los campeonatos locales, de los países vecinos, y de la Unión Europea. Eso, sin mencionar el boxeo de los sábados por la noche o las carreras de Fórmula 1 de los domingos por la mañana.

Ese afán, pese a todo, no estaba destinado a durar (como el sumi-e). Y la mariposa quedó en capullo. A poco de andar nomás, mis reacciones, de agua de estanque, pasaron a adquirir formas marciales y, en ocasiones, llegaron a tener las dimensiones de las batallas de los ejércitos de Kurosawa en Ran.


Así que esas cualidades de la discreción, la paciencia y el recato, si sembradas, no llegaron a convertirse en hábito y, por ende, en virtudes, sino que quedaron allí, en el limbo de las restantes virtudes que jamás tendré, y fue así como el caballero que quiso quedarse a mi lado, debió aceptarme tal como soy, llena de imperfecciones y flaquezas, como toda diosa que se precie, y tuvo que aceptar la negociación como el mecanismo que nos posibilitaría hacer algo juntos y así “vernos” un rato los fines de semana (!cosa que no está asegurada pese a la convivencia!), y así, no tan suavemente como hubiera deseado, con una pizca de luchador de sumo, me convertí en esa geisha que soñé ser, más “al uso nostro” que al de las auténticas, pero geisha al fin.

Siguiendo con esta línea evocativa, me despido tarareando las bellas palabras de la señora Yokohito, ilustrándonos sobre la delicada ciencia de los arreglos florales, en esta “Ikebana”, de los geniales Les Luthiers:

“Ikebana, Chou En-Lai,
harakiri, tobogán,
camiseta, Chang Kai-Shek, panzón.
Mata Hari, salpicón,
Honolulu, Tucumán,
Walkie-talkie, chimpancé, ping-pong.
Neuquén.”

Hasta la próxima.




Tuesday, October 8, 2013

CINE CUBANO. Fresa y Chocolate. 20 años después.














Fresa y chocolate. 20 años después

El último día del Festival de cine iberoamericano de Nueva Inglaterra estuvo enteramente dedicado a la producción cubana  y pudo verse primero, en los horarios centrales, a la antológica “Fresa y Chocolate” de Tomás Rodríguez Alea, con la colaboración de Juan Carlos Tabío, y como cierre, “Se vende”, una comedia negra de Jorge Perugorría.

En la ocasión se encontraba presente Mirtha Ibarra, guionista, dramaturga y actriz cubana que fuera esposa del fallecido Rodríguez Alea, que nos deleitara con excelentes actuaciones en ambas películas (hace de Nancy, la prostituta que inicia a David en “Fresa y Chocolate” y de madre de Nácar en “Se vende”).

Para los que van perdiendo la memoria, les recuerdo que la laureada “Fresa y Chocolate” (mas de 23 premios internacionales, entre ellos el Goya y el Oso de Plata en Berlín, y candidata para el Oscar a la mejor película extranjera), habla de la relación de amistad que surge entre Diego, un chico gay, educado y de gran sensibilidad (Perugorría), y David (Vladimir Cruz), que es un joven muy comprometido con los ideales revolucionarios, de visión estrecha, que va a sufrir una transformación a partir de enfrentarse a sus contradicciones.
Es, además, una pintura de una época, en la que los cubanos quieren revisar algunos errores de la Revolución, con la idea de poder corregirlos.

Mirtha Ibarra comentó que cuando se estrenó en Cuba (1993), la película gustó muchísimo. Que se hacían larguísimas colas en los teatros para poder verla y que sirvió para que mucha gente cambiara la perspectiva sobre el trato a los homosexuales. Que se hicieron muchas copias de mala calidad, pero que la gente igual quería verlas, porque priorizaba la temática y los diálogos por sobre la nitidez de las imágenes. Sin embargo, nos contó, pasaron muchos años hasta que el film se pudiera exhibir en la televisión cubana.
Esta fue la tercera vez que miro Fresa y Chocolate. Todas con igual disfrute. Las discusiones, en el primer caso, no podían soslayar la temática homosexual, relativamente novedosa en el cine de entonces. La película parecía tener un corte gay. Después vendría el análisis de esa dialéctica, que quiere cargar las tintas sobre algunas incongruencias que daba muestra la Revolución, que no plantea un antagonismo visceral entre los protagonistas en cuanto a la ideología sino que aborda los rugosos límites de la tolerancia  y de la incomprensión, no importando qué sea lo que las produzca.
Les dejo estas líneas maravillosas del monólogo de Diego, que pueden encontrar también en youtube.
…_ “Formo parte de este país aunque no les guste. Y tengo derecho a hacer algo por él. Y de aquí no me voy a ir aunque me den candela por el culo. Sin mí, coño, le faltaría un pedazo…, para que te enteres, “come mierda”.
En el auditorio de la Universidad de Yale
 
Mirtha Ibarra

Monday, October 7, 2013

PELICULAS GANADORAS DEL FESTIVAL DE CINE DE NUEVA INGLATERRA, NEFIAC 2013



Anoche tuvo lugar la ceremonia de Clausura del Festival de Cine Iberoamericano de Nueva Inglaterra (NEFIAC 2013), con el anuncio de las películas ganadoras. 

"Hemos podido traer hasta New Haven a directores, actores y productores de toda Latinoamérica como así también de España y Brasil. Estuvieron representados mas de 16 países, así que el Festival fue todo un éxito", manifestó Margherita Tortora, Directora Ejecutiva del NEFIAC. "La gente pudo apreciar una pizca de lo que se está haciendo y creando en América Latina, España y Portugal y el festival es un medio de comunicación muy importante que permite unir culturas diferentes", agregó.

Un elemento distintivo y único del festival es la sección "Desde Cuba: Nuevo cine", en la que se proyectaron cortometrajes galardonados por la Muestra de Jóvenes Realizadores de La Habana, una competencia anual de directores menores de 35 años y que hizo su debut internacional en el NEFIAC.
Películas galardonadas este año:
El Premio del Gran Jurado a los nuevos realizadores fue para el cubano Carlos Lechuga, por su largometraje "Melaza". (ver comentario en estas páginas).
Mención especial para Ana Piterbarg por "Todos tenemos un plan", de Argentina.
Mejor documental para la uruguaya "3 Millones" de Jaime Roos
Mención especial para "La camioneta", de Mark Kendall, Guatemala.
Mejor Cortometraje: el premio se acordó a "La realidad 2.0" de Victor Orozco Ramirez, de México, y a Anacos, de Xacio Baños, de España.
Mención especial para "Primera Sangre" del argentino Ramiro Longo.

"Este año el programa fue increíble. La competencia de cortometrajes fue una de las más difíciles de las que me tocó participar, por eso la selección de cortos terminó en un empate", comentó Armando Guareño, uno de los jurados. "Todos los filmes de la competencia eran muy buenos y eso es una prueba de que el cine iberoamericano sigue creciendo más y más", enfatizó. 

Breve sinopsis de las películas premiadas:
"Melaza": el pequeño pueblo de Melaza queda devastado por el cierre de un molino azucarero, dejando a una joven pareja, Aldo y Mónica en la disyuntiva de buscar otro modo de subsistencia. Apoyándose mutuamente, tratarán de salvar su mundo sin perder la fe.
Trailer: http://nefiac.festivalgenius.com/2013/films/melaza_carloslechuga_nefiac2013
Carlos Lechuga estudió escritura de guión en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños y fue inclinándose luego hacia la dirección. Ha sido laureado como guionista y realizador.

3 millones  El icónico músico uruguayo Jaime Roos y su hijo Yamandu,  fotógrafo, capturan la gloria y la euforia que produjo la actuación de la selección nacional durante el Mundial de fútbol 2010 en Sudáfrica en un exhuberante documental. A través de entrevistas, imágenes exclusivas y de archivo, con una excelente musicalización de Jaime Roos, el filme es una celebración del fútbol y del encuentro de padre e hijo a partir del mutuo amor por el deporte.
Trailer: http://nefiac.festivalgenius.com/2013/films/3millions3millones_jaimeroos_nefiac2013

La Realidad 2.0  Era otoño cuando llegué a Alemania. Pensé que en este exótico país iba a distanciarme de México, pero estaba equivocado. Los traficantes de drogas se encargaron de traerme de regreso  de cualquier manera.
 Trailer: http://orozcovictor.com/film/reality-2-0/
Victor Orozco, de  México,  tiene una maestría en cine de la Academia de Artes de Hamburgo, Alemania y organiza el festival Ambulart.

Anacos : La vida de una persona puede ser sencilla y derecha como la receta de su torta esponjosa.
 Trailer: http://nefiac.festivalgenius.com/2013/films/anacos_xaciobaos_nefiac2013
El español Xacio Baño estudió cinematografía en la Universidad de León, especializándose en Edición. Trabajó en diversos proyectos antes de dedicarse a la dirección. Escribió, produjo y dirigió diversos cortometrajes.



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