Sunday, January 5, 2020

La funámbula. Cine y crónicas de mundo. : La búsqueda inteligente de los placeres

La funámbula. Cine y crónicas de mundo. : La búsqueda inteligente de los placeres: "Primero mis dientes, luego mis parientes". (Vísperas del día de Reyes) Las remotas posibilidades de que los Reyes Magos lleg...

La búsqueda inteligente de los placeres

"Primero mis dientes, luego mis parientes".

(Vísperas del día de Reyes)

Las remotas posibilidades de que los Reyes Magos lleguen con regalos a estas latitudes me ha llevado a buscar, con una lógica compensatoria, otros placeres sensibles.
Primero y principal, los camellos no encontrarían pasto o forraje para alimentarse, debido a las fuertes heladas. Segundo, es muy probable que Melchor y Baltasar tuvieran problemas con sus visas, y Gaspar para hacerse entender debido a su acento. (Quien ha tenido que lidiar con un soporte técnico tercerizado del Indostán sabe de qué hablo).

Amigos y parientes del hemisferio sur se muestran ligeros de ropas —algunos, incluso, ligeros de cascos— chapoteando en piletas y playas o remojándose a la vera de algún río.
Nosotros, en cambio, es decir los que andamos por aquí, parecemos cebollas. Las capas de ropa, sin embargo, no sirven siquiera para salpimentar un strip-tease: el riesgo de perder a la pareja o destinatarix vencido por el sueño antes de que lográramos exhumar la ropa interior festiva es directamente proporcional al número de prendas que habría que quitarse.

Hay que decir, no obstante, que el clima es perfecto para leer a Stieg Larsson y ver series de época, preferentemente de horror gótico.

Esta nochecita, que pintaba anodina y perfecta para ordenar una pizza, decidí cocinar.

Mi desempeño en ese campo es —lo digo con dolor— muy errático, y los resultados impredecibles como los de la Lotería Nacional. Hay momentos, sin embargo, que pareciera que soy tocada por una varita mágica que me convierte en un demiurgo de ollas y sartenes.

Las guarniciones que elegí —la verdad sea dicha—no necesariamente conformaban un matrimonio perfecto pero sí un feliz contubernio que me puso de ese humor cirenaico que dejan las gratificaciones corpóreas.

Estoy hablando de un atún rojo cocido por breves minutos, acompañado con una emulsión de wasabi, salsa de soja y tzípuro; un arroz de coliflor con perejil y almendras fileteadas, y unas arvejas con alcauciles y eneldo. Ah! y un chablis frío para no apurarse.

No tengo fotos del festín. Ya sé que estamos desarrollando una compulsión por registrarlo todo. Por eso mismo prefiero que se me olvide este placer momentáneo así que, si se repite, no tendré la tentación de compararlo y podré volver a disfrutar jubilosamente de la experiencia.