Cine cubano: FRESA Y CHOCOLATE. 20 años después.















Fresa y chocolate. 20 años después

El último día del Festival de cine iberoamericano de Nueva Inglaterra estuvo enteramente dedicado a la producción cubana  y pudo verse primero, en los horarios centrales, a la antológica “Fresa y Chocolate” de Tomás Rodríguez Alea, con la colaboración de Juan Carlos Tabío, y como cierre, “Se vende”, una comedia negra de Jorge Perugorría.

En la ocasión se encontraba presente Mirtha Ibarra, guionista, dramaturga y actriz cubana que fuera esposa del fallecido Rodríguez Alea, que nos deleitara con excelentes actuaciones en ambas películas (hace de Nancy, la prostituta que inicia a David en “Fresa y Chocolate” y de madre de Nácar en “Se vende”).

Para los que van perdiendo la memoria, les recuerdo que la laureada “Fresa y Chocolate” (mas de 23 premios internacionales, entre ellos el Goya y el Oso de Plata en Berlín, y candidata para el Oscar a la mejor película extranjera), habla de la relación de amistad que surge entre Diego, un chico gay, educado y de gran sensibilidad (Perugorría), y David (Vladimir Cruz), que es un joven muy comprometido con los ideales revolucionarios, de visión estrecha, que va a sufrir una transformación a partir de enfrentarse a sus contradicciones.
Es, además, una pintura de una época, en la que los cubanos quieren revisar algunos errores de la Revolución, con la idea de poder corregirlos.

Mirtha Ibarra comentó que cuando se estrenó en Cuba (1993), la película gustó muchísimo. Que se hacían larguísimas colas en los teatros para poder verla y que sirvió para que mucha gente cambiara la perspectiva sobre el trato a los homosexuales. Que se hicieron muchas copias de mala calidad, pero que la gente igual quería verlas, porque priorizaba la temática y los diálogos por sobre la nitidez de las imágenes. Sin embargo, nos contó, pasaron muchos años hasta que el film se pudiera exhibir en la televisión cubana.
Esta fue la tercera vez que miro Fresa y Chocolate. Todas con igual disfrute. Las discusiones, en el primer caso, no podían soslayar la temática homosexual, relativamente novedosa en el cine de entonces. La película parecía tener un corte gay. Después vendría el análisis de esa dialéctica, que quiere cargar las tintas sobre algunas incongruencias que daba muestra la Revolución, que no plantea un antagonismo visceral entre los protagonistas en cuanto a la ideología sino que aborda los rugosos límites de la tolerancia  y de la incomprensión, no importando qué sea lo que las produzca.
Les dejo estas líneas maravillosas del monólogo de Diego, que pueden encontrar también en youtube.
…_ “Formo parte de este país aunque no les guste. Y tengo derecho a hacer algo por él. Y de aquí no me voy a ir aunque me den candela por el culo. Sin mí, coño, le faltaría un pedazo…, para que te enteres, “come mierda”.
En el auditorio de la Universidad de Yale
 
Mirtha Ibarra

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